El viaje de un pionero agrícola: Innovaciones en la agricultura del sur de España

Simon Boughton, Asesor Agronómico Senior

Simon Boughton

Monday, April 1, 2024

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En 1999, Benito Cortines compró una sembradora brasileña, una Semeato TDNG 420, una pequeña máquina de siembra directa para sembrar sus cultivos de cereales en su finca cerca de Jerez, en el sur de España, que en ese momento tenía 300 hectáreas. Había aprendido sobre la agricultura de conservación mientras administraba fincas en Argentina, ¡los vecinos, por supuesto, pensaron que estaba loco!

Veinticinco años después, la misma sembradora sigue sembrando cereales en la finca que ya cuenta con 900 hectáreas y está dirigida por su hijo Felipe, un administrador de finca de cuarenta años y un conocido Asesor Agronómico en la región andaluza.

Visité a Felipe a principios de febrero para compartir con él un valioso tiempo de intercambio de experiencias, en su finca de El Bujadillo. Lo encontré en medio de un campo con la cabeza agachada comprobando con su gastada navaja la profundidad de la semilla de girasol recién sembrada.

“La profundidad es un poca, 1,5 cm, tal vez sería mejor un centímetro más, pero con el pronóstico de lluvia de dentro de tres días estoy más que contento con ello”, dice Felipe con una gran sonrisa en su rostro.

El uso de la técnica de siembra directa por Felipe.

Felipe asumió la gestión de la finca de manos de Benito en 2015 y ha seguido desarrollando el negocio en términos de superficie cultivada y técnicas agrícolas empleadas. La siembra de girasol es un ejemplo más de cómo se intenta reducir los costes de explotación, manteniéndolos al mínimo con el objetivo de mejorar los beneficios.

"El uso de la siembra directa para nuestros cereales ha reducido los costes al reducir el número de pases, pero también, hasta cierto punto, ha hecho que nuestra producción de cultivos sea resistente a las inclemencias del tiempo. Ganamos al menos 75 mm adicionales de retención de lluvia en el suelo durante la temporada y esto se traduce directamente en rendimiento, a menudo 0,75 toneladas por hectárea más que nuestros vecinos en años secos, y ayuda a reducir los riesgos del negocio".

Por ello, para seguir desarrollando sus sistemas de manejo, este año la atención se centrará en la siembra directa de girasol. Le había contado mis propias experiencias con la siembra directa en Ucrania, donde habíamos pasado exitosamente del cultivo convencional a un 50% de siembra directa y un 50% de strip-till en veinte mil hectáreas de girasol, con un aumento de rendimientos como resultado, y Felipe tenía muchas ganas de probarlo.

La sembradora que está utilizando es una sembradora de precisión Monosem NG Plus estándar que siembra sobre el rastrojo de la cosecha de trigo anterior, que permaneció intacta con el solo uso de glifosato para el control de malezas a partir de la cosecha de 2023. Teniendo en cuenta que se trata de una configuración estándar y que no está ajustada en absoluto para la siembra directa, se adapta bastante bien a los suelos arcillosos calcáreos que predominan en la región. El tipo de suelo no es fácil y es lo que los agricultores llaman tierra de las 12 en punto; doce menos diez es demasiado pronto y doce y diez es demasiado tarde.

“Ya puedo ver que la siembra directa del girasol me permite plantar exactamente en el lugar adecuado y a buena velocidad lo malo es que las condiciones del suelo han de ser perfectas. Si invierto para la próxima temporada en algunas adaptaciones de la siembra directa, creo que funcionará perfectamente”.

Para darle un contexto final a esa afirmación, cuando miramos a través de las colinas de la zona, había muchos tractores cultivando, pero la única sembradora trabajando era la de Felipe, ¡y dentro de tres días iba a llover!

“Mi objetivo es acabar con un sistema en el que pueda sembrar girasol directamente sobre un cultivo de cobertura, de esa forma no sólo podré generar materia orgánica sino también ayudar a reducir la erosión, que es un gran problema en España."

Cuando Felipe terminó de comprobar la profundidad y el espaciamiento de las semillas, su objetivo era 80.000 plantas/hectárea, así que pasamos a inspeccionar algunas parcelas de trigo duro. El campo en el que paramos fue sembrado el 4 de diciembre y el 20 de febrero, apenas 78 días después ya estaba en la etapa de crecimiento 37, es una variedad llamada Don Ricardo, en Centro Europa se catalogaría como trigo de primavera, ya que será cosechado en aproximadamente dos meses.

“En años como los tres consecutivos que hemos experimentado, puedo establecer el cultivo al menos dos semanas antes que los agricultores que cultivan con mi sembradora directa, ya que la humedad no se pierde y la semilla germina el primer día, mi uso de diesel por hectárea es de cinco litros en lugar de veinticinco, y hemos visto una clara ventaja en el rendimiento en comparación con los otros sistemas de cultivo, es un “win-win” para mí."

En mi opinión, la cosecha se ve fantástica. La temperatura inusualmente alta para febrero, 27°C, pero el suelo en la parte inferior del cultivo al estar bien sombreado estaba húmedo y fresco. Incluso tan al comienzo de la campaña en una finca vecina que se sembró de manera tradicional mostraba grietas en el suelo, el cultivo estresado y muchos signos de erosión. Le dije a Felipe que parecía una cosecha de 10 toneladas, él se apresuró a señalar que es España y cuando el calor realmente aprieta a finales de abril haría mi estimación desafortunadamente demasiado alta. Sin embargo, estuvimos de acuerdo en que el hecho de que fuera adelantado debe darle una ventaja, ya que estará en una etapa más avanzada de desarrollo y probablemente no estará tan perjudicado por el calor, otra gran ventaja de la rápida germinación con el uso de la siembra directa.

Finalmente, fuimos a ver el primer intento de Felipe con un cultivo de cobertera. En un campo de diez hectáreas en el que se había cultivado remolacha azucarera en 2023, había sembrado guisantes para proporcionar una cobertura verde durante el invierno. La idea es que el resultado de tener una raíz viva más la biomasa adicional, sería un aumento neto de la materia orgánica del suelo, lo que a su vez sólo puede ser algo bueno porque mejora la resiliencia general del suelo a la sequía.

El campo familiar de Felipe.

“Es la primera vez que lo intento, mis vecinos son muy escépticos y creen que estoy loco”. Dice Felipe con un brillo travieso en los ojos. “Comenzó bien, pero una combinación de poca lluvia y malas hierbas dio un mal resultado, pero es algo bueno, aprendemos mucho más de los fracasos que de los éxitos, y es mucho mejor si cometemos los errores nosotros y no los agricultores a los que aconsejamos"

Nos quedábamos durante algún tiempo intercambiando opiniones sobre las razones del fracaso y las formas de mejorar la próxima vez. En resumen, coincidimos en que es bastante obvio que depender de una sola especie en un cultivo de cobertura conlleva mucho riesgo, especialmente los guisantes que no son competitivos y solo deberían estar en una mezcla de especies; el próximo año se usará una mezcla, que probablemente incluya facelia, veza y rábanos, ¡pero eso será el año que viene! Otra observación interesante fue que no había nódulos de rizhobium en las raíces de los guisantes, el por qué no pudimos concretarlo.

Emocionado por lo que yo había visto y aprendido en ese caluroso día de febrero en Andalucía dejé a Felipe, y no podía dejar de pensar en cómo los vecinos primero pensaron que su padre estaba loco y ahora que Felipe también lo está.

Paparruchas es lo que les diría, todo lo que veo es a un verdadero pionero de la agricultura en el sur de España. Los cultivos de Felipe se destacan de los de sus vecinos y estoy dispuesto a apostar que sus cuentas también lo harán.

Si eso es estar loco, ¡yo también quiero estar loco!

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